Shaaban

Шаабан (Олег Чернэ)Arquetipo: Tuareg

Shaaban (Oleg Cherne) es mi nombre sufí. Así fue que en mi vida me encontré con los seguidores de Idries Shah, Rumi, la escuela mística del sufismo en Indonesia. La base del Camino Sufí de Shaaban está relacionado con la tradición persa de Naqshbandi (نقشبندیه, la versión árabe es Al-Naqshbandiyya, النقشبندية), la cual aunque no requería iniciación era bastante democrática lo que le permitió conocer la tradición como un hecho, y no estar apegado a un orden específico. Fue bastante importante, dado que me dio la posibilidad de ganar experiencia en la búsqueda, pero lo principal, en mi percepción.

Esta es una percepción especial del sufismo, que se basaba en la liberación de todo, incluso de la búsqueda de Baraka. En ciertos grados, Shaaban pasó por el camino de Pir Vilayat Inayat Khan (hijo de Hazrat Inayat Khan, murshid Khizarhayat y fundador de la orden del sufismo universal unificador, Sufi Order International, que propuso un enfoque integral del sufismo) también pide esto. Aquí es interesante destacar a Bab Rekseb, el representante de la orden Bektashí en los Estados Unidos, quien ofreció una comprensión del camino sufí en una forma comprensible para el Occidente.

Esta fue también la práctica de mi respetado maestro Hazrat Azad Rasool, un sufí indio que une las enseñanzas de varias órdenes sufíes: Naqshbandi, Chishti, Qadiri, Shadhili.

Y tomé el camino del Salik, el viajero espiritual: seguir el camino del conocimiento y no luchar por un rango, convirtiéndome en un observador errante de todas las formas sufíes de enseñanza. De esa manera, mi línea sufí fue construida por mi experiencia de comunicarme con varios sufíes, en reuniones con varios Murshid, en la lectura de “Mesnevi” de Rumi, sobre las obras de Attar, Saadi, Nazimi. Y precisamente el Camino sufí me ayudó a identificar mi relación con el camino espiritual.

“El desarrollo espiritual es a veces un concepto muy especulativo que garantiza la adquisición de cualidades si una persona realmente representa algo, y ​​no solo sigue a alguien o se inicia en alguna parte. Es decir, es algo profundamente personal. Y alguien que no ha conocido la paz y la armonía internas no puede hablar de ningún desarrollo espiritual. Se necesita poner en orden tu cuerpo, tu cabeza, y recién después tomar decisiones. Esto es personal e íntimo, y nadie tiene derecho a imponer el desarrollo espiritual a otra persona” – dice Shaaban. Este concepto, de hecho, le alejó de su unión a una de las órdenes, que por paradójico que parezca muestra la grandeza del Camino sufí.

“Lo espiritual es un contenido, pero para tener un lugar para almacenarlo, primero hay que construir una forma. Y aquí ya aparecen las opciones, de lo contrario la espiritualidad se convierte en política. La persona debe aspirar a satisfacer su necesidad en lo ilimitado. Sin embargo, para empezar primero esta necesidad se debe generar” – sigue Shaaban.

El sufismo permite razonar en términos ateos y esto contribuye a la formación de la doctrina del desarrollo incondicional, donde no hay contradicciones externas e internas. Esto es justamente lo que quería mostrar en el libro “La bolsa del sufí y el carro de la magia”, que muestra un resultado obvio e incluso inevitable en forma de progreso interno o, en el peor de los casos, un complejo espiritual activista.

Indudablemente, la vida se convierte en la principal categoría y espacio de la búsqueda, la principal Arte del sufí (y por lo tanto de Shaaban). “Su calidad debe ser tal que no haya crisis ni depresiones dentro, y la anticipación del futuro debe ser extremadamente positiva. Pero esto no es hedonismo: en el arte del amor por la vida, estos requisitos para uno mismo son más altos que para cualquier otra persona”.