Jie Kong

Цзе КунExperiencia práctica de 40 años

“Jie Kong” es una experiencia de cuarenta años de prácticas cuya base es el Camino Taoísta. Este viaje pasó por diversos aspectos del discipulado: desde el servicio completo y la vida de eremita hasta la enseñanza de personas por todo el mundo. Esta experiencia formó en Oleg Cherne la cualidad del Alquimista que obtuvo el nombre taoísta de Jie Kong.

No obstante, este nivel complejo no debe ser considerado desde la posición de “todo aquello que fue antes”, dado que la Alquimia verdadera no es un camino hacia adelante o haca atrás, es un Camino hacia la profundidad. Sólo al conocer ese viaje en su profundidad uno puede considerarse Alquimista. Para la Alquimia es importante el proceso y no el resultado. Si hay proceso, entonces habrá realización del camino.

Durante mucho tiempo el Camino Alquímico y los conocimientos fueron para él más bien un “eslogan” debido a la influencia de las realidades soviéticas con su declaración, pero posteriormente llegó a la conclusión consciente de que por mucho que repitamos conceptos e ideas, no nos acercaremos a los mismos sino, al revés, nos alejamos aún más. Reiterando que el mundo es una ilusión, de hecho, formarnos una ilusión más grande. Y cambiar eso se puede sólo al cambiar el grado de nuestro enfoque y no con palabras y definiciones e incluso no con ejercicios cotidianos mediante los que Oleg Cherne se agotaba en el comienzo de su camino.

“Cualquier actividad hecha sin pensar desarrolla este estado descerebrado. Y superarlo es aún más difícil. El que existen muchos grandes maestros y ermitaños no significa que nos mejoremos. Se pueden enumerar todos aquellos con que uno aprende, pero eso no muestra el nivel de la persona especialmente si nadie le había enseñado a aprender. Para aprender la práctica hay que cambiar las capacidades de la comprensión creando las condiciones de penetrar en la práctica y cultivarla dentro de nosotros. Es necesario transformar realmente muchas cosas saliendo de las dependencias internas y lo más importante dejar de defenderlas. Al mismo tiempo uno debe tener claro que es imposible hacerlo de la noche a la mañana, apurándose, deseando obtener resultados rápidos. Si nuestro estómago depende de la comida, la respiración del aire, el movimiento de los músculos, entonces ni siquiera habíamos iniciado nuestro camino. Si nuestros pensamientos no dependen del enfoque y la concentración, entonces no están presentes en absoluto” — dice Jie Kong.

El Camino es un proceso de cultivo. Lo único que necesita, además del conocimiento de la profundización, es la comprensión dónde hay que buscar todo eso. Para el alquimista no hay victorias ni derrotas, éste ha conocido su Centros y le es importante el proceso. Eso llegó a ser tal vez la condición fundamental en el trabajo de Jie Kong en sí mismo. Y el resultado fue la profundidad de la concentración. Se pueden decir muchas palabras correctas acerca de su camino, pro sin la concepción necesaria igual se convertirán en polvo. Algo más, muy a menudo en sus libros Oleg Cherne se muestra desde distintos puntos de vista.

Desde luego, es complicado hablar de Jie Kong sin mencionar el resto de sus nombres como CHOM, Ben Chelero, Shaaban, Gleb Cherny, Patrono y, claro, Oleg Cherne. Sin embargo, la fuerza del despertar y las habilidades específicas adquirió precisamente gracias a la Alquimia Taoísta, la Tradición en que, de hecho, obtuvo su nombre taoísta.

Además, con ese nombre está relacionado también el periodo de su vida de ermita que duró casi diez años. Pero él se considera ermitaño hasta hoy en día, dado que tuvo la posibilidad de profundizarse en sí mismo. Y a pesar de todas sus actividades, su vida está obedecida al servicio a los conocimientos y el espacio en que permanece.

No obstante, el tiempo de formar Jie Kong en Jie Kong, pasó bajo el nombre de CHOM. Éste se inició cuando tuvo 16 años (con el estudio de karate, “estilo soviético”) y sigue siendo actual hasta hoy en día, dado que es más conocido justo bajo ese nombre. De hecho, ese periodo encontró su reflejo en tres de sus libros: “La Inmortalidad y el síndrome sexual”, “Hey, ¡You!” y “Ermitaño”, que describen la búsqueda de su propia identificación.

Como Oleg Cherne suele decir: “Si uno no tiene su propia identificación, ¿cómo puede tener biografía? Si, por supuesto, no consideramos como biografía la debilidad, la insatisfacción elemental y la ignorancia generada con los años. Es necesario, como mínimo, formar un estado capaz de crear la filosofía vital y los valores vitales.” Para él esta filosofía fue el camino hacia la libertad interna, que al principio consistía en la idea de la lucha consigo mismo y recién después en la práctica verdadera.

Sin considerar que durante mucho tiempo creía que practicaba y realizaba tareas, recién dentro de 15 años aparecieron los resultados verdaderos. Tal vez, el desafío más grande es cuando un día te despiertas y te das cuenta de que sólo te escondes detrás de definiciones y ejercicios. Y si no fuera la filosofía formada, la disciplina generada y la lucha trivial con la muerte, puesta probablemente no se hubiera establecido ese inicio tan importante.

Con la aparición del nombre de Jie Kong, la vida se llenó de sentido. A pesar de que durante mucho tiempo andaba dedicado a los conocimientos taoístas, recibió este nombre después de 15 años. Oleg Cherne considera el período de Jie Kong como el principal, puesto que tuvo la posibilidad no sólo de adquirir cierta información, sino que juntar conocimientos.

Este trabajo le llevó a lugares secretos y montañas sagradas: a la montaña Maoshan con su tradición que representa los conocimientos acerca de los símbolos y los talismanes; Laoshan con la tradición representando la Alquimia; Lofushan con la tradición que representa la formación del Niwan Gong; y, al final, Weibaoshan y Taishan donde se encontró con los Inmortales. Un gran significado en su camino tuvo los increíbles encuentros con maestros de Hong Kong, Taiwán, Singapur, etc.

Sin quitarle la importancia a los valores de las personas de las que aprendía, dice si no hubiera buscado algo más comparando y probando, hoy en día simplemente hubiera permanecido en el margen de los conocimientos verdaderos y en el mejor de los casos, sería representante de alguna familia Chen, Liang, Bei, etc., sin haberse encontrado con Maestros verdaderos del Arte Interno de la Alquimia.

Y su búsqueda de “Jie Kong” se hubiera terminado si no fuera Hong Kong donde le mandaron los monjes de Maoshan. Todo lo que se inició después de visitar esa ciudad cambió su futuro. Hasta el momento de llegar a Hong Kong vivía en acontecimientos sucesivos y no paralelos. En el parque Tai se encontró con el maestro Yu – el monje de la escuela de los Maestros Celestiales que volvió a cambiar el ciclo de la vida de Jie Kong.

Los tres años de comunicación con el maestro Yu le ayudaron a hacer el siguiente paso. De hecho, ese maestro le dio el nombre de Jie Kong que se traduce como “El Disciplinado y el Misterioso” y lo llevó a otro maestro, Wu, un ermitaño inmortal representante de varias escuelas taoístas.